9 de abril de 2012

Psicología y salvamento (I)

Psicología y salvamento
Por SONIA PRIETO GONZALEZ y CARLOS VALES PORTO (Profesores de Salvamento Acuático) para BLOG SEDE

Antes de comenzar, debemos aclarar que este artículo tiene la intención de analizar uno de tantos aspectos que se pueden mejorar hoy en día en el Salvamento Acuático.

Desgraciadamente en España, es una labor que no suele estar contemplada debidamente en el marco legal (excepto las piscinas de uso colectivo), o en su caso, presenta muchas deficiencias.
Cabe señalar que la Federación de Salvamento y Socorrismo de Galicia intenta suplir todas estas carencias, aportando a este campo de trabajo la figura del Socorrista Acuático, como profesional debidamente cualificado, intentando de este modo crear un nuevo modelo, lo más alejado posible de los tópicos a los que todos estamos acostumbrados, que no hacen más que reflejar la triste realidad de muchos años de falta de seriedad, responsabilidad, y lo que es más importante, profesionalidad.

En el programa de formación de los Socorristas Acuáticos, entre otras muchas materias, se encuentra la Psicología y no sin razón: es ésta una faceta que generalmente se deja de lado en otros ámbitos, y que en éste afortunadamente no ha sido así.

La razón es evidente a nuestro entender: en cualquier faceta de la vida en la cual el objetivo principal sea el rendimiento, se debe analizar al máximo todos y cada uno de los posibles factores que pueden afectar a ésta, aunque sea en lo más mínimo. Pongamos como ejemplo el deporte, en el cual existe una serie de variantes en las cuales prima el rendimiento máximo, en busca de un récord personal, mundial, etc.

Si analizamos concretamente una serie de 100 metros lisos en una competición mundial, sabemos que desde el disparo de salida hasta que los velocistas llegan a línea de meta transcurren escasamente 10 segundos. En ese tiempo el atleta debe percibir un sonido, efectuar una respuesta consistente en la salida, y a continuación una fase de carrera. Todas ellas se deben desarrollar en el mínimo tiempo posible, con lo cual cualquier variación en cada fase supondría la derrota o la no consecución de la marca deseada.

Creemos que ha quedado claro con este ejemplo que todos los aspectos que puedan influir en el rendimiento han de ser cuidados al máximo, de forma que no haya variaciones posibles. Pero ahora nos queda saber cuales son esos factores.

Si seguimos con el mismo ejemplo, tendremos en cuenta la velocidad de reacción ante el disparo de salida, la correcta fase de aceleración, que parte de una posición estable, una buena gestoforma en la carrera, así como una buena preparación física para poder mantener al máximo esa aceleración, y lo que es más importante, "decelerar" menos que los demás.

Si analizamos correctamente todo esto, llegaremos a la conclusión de que nos falta algo, y ese algo no es otro que el componente psicológico del atleta. El análisis anterior sería válido si hablásemos de máquinas, pero hemos de ser conscientes de que estamos tratando con el ser humano, y éste presenta muchas más complicaciones que un simple autómata.

Desde el momento en que el ser humano piensa, se comporta de determinadas formas dependiendo de su estado de ánimo, de sus problemas, de lo que percibe en el momento, de si se siente o no amenazado u observado, de sus expectativas, de la confianza que tenga en sí mismo, de la calidad y cantidad de experiencias anteriores, etc., con lo cual nos damos cuenta de que esto no es tan fácil como parece, y de que existe un componente (el psicológico) que tiene el maravilloso y gran poder de influir en menor o mayor medida sobre otro (el físico), llegando incluso al "bloqueo", en el cual la persona no es capaz de reaccionar de ninguna manera ante un problema dado.

Si comparamos el anterior ejemplo deportivo con la faceta que estamos tratando (el Salvamento Acuático), nos daremos cuenta que en este caso los problemas son aún mayores, porque el objetivo final en el cual se debe lograr el máximo rendimiento no es otro que el salvar la vida a una persona que se está ahogando. Si fallamos en esto, no vamos a perder un título mundial, ni un record personal o local:

Va a peligrar la vida de un ser humano.

A nuestro entender esto ya son palabras mayores, porque el Socorrista Acuático no puede "permitirse el lujo" de que se le escape absolutamente nada de las manos. Debe tener todo perfectamente analizado y estructurado, debe tener previstas soluciones ante posibles accidentes, etc.

Pues aún se complica más cuando resulta que el cuerpo humano "sufre" una serie de cambio bruscos y repentinos ante situaciones que se salen de la normalidad, de lo cotidiano, relacionadas frecuentemente con problemas. Ante esto, se eleva la frecuencia cardíaca y respiratoria, se paralizan las acciones corporales que no sean prioritarias (digestión, etc.), se producen temblores musculares, sudoración, sequedad en la boca, etc.

En definitiva, se produce un estado de ansiedad en el individuo, provocado por una serie de estímulos amenazantes. Ante ello, se puede responder de una forma correcta (pocos casos), incorrecta (la mayoría), o incluso no poder responder de ninguna forma, cuando este estado coloca al individuo en una situación de absoluta pérdida de control.

A poco que recapacitemos sobre el tema llegaremos a la conclusión de que el Socorrista Acuático siempre va a actuar bajo esta situación, con lo cual deducimos que el papel de la Psicología dentro del Salvamento no está encaminado a la comprensión del comportamiento de la persona que vamos a rescatar, sino que tiene como objetivos el análisis de los estímulos que provocan en el Socorrista una situación de ansiedad, la comprensión de ese estado y el conocimiento y práctica de técnicas psicológicas apropiadas para afrontar correctamente esa situación.

Imagen | http://rethymnonphotos.com


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