27 de abril de 2012

Entrenamiento psicológico del socorrista acuático (III)

Entrenamiento psicológico del socorrista acuático (III)
Por SONIA PRIETO GONZALEZ y CARLOS VALES PORTO (Profesores de Salvamento Acuático) para BLOG SEDE
Una vez hemos descrito aquellos estímulos que conducen al estado de estrés, el cual puede repercutir muy negativamente en las acciones, debemos comentar algo sobre este estado y las formas que existen de modificarlo, así como su aplicación real.


En la introducción a este artículo comentábamos por encima los cambios fisiológicos que "sufría" el Socorrista Acuático ante una situación que se saliese de la normalidad. De entrada hay que decir que en la gran mayoría de los casos tendrá que actuar en situaciones que se sobresalen muy por encima de esa normalidad, con lo cual no valen "remedios a medias" ni "parches" ante estos problemas. Debe quedar claro que el trabajo psicológico que hay que realizar debe ser serio y cuidado al máximo, ya que estamos tratando con personas que "salvan vidas".

Como punto de partida pensamos que se les debe informar correctamente sobre el motivo de estas variaciones, y no es otro que el de la simple y clara supervivencia.

El ser humano, a lo largo de los tiempos ha tenido que luchar en contra de los fenómenos naturales, animales de diferentes especies y tamaños, clanes enemigos, machos deseosos del puesto de mando, etc. Esto significa que ha tenido que enfrentarse en numerables ocasiones ante problemas de considerable importancia. Ante una situación de este tipo, el ser humano se prepara en cuestión de décimas de segundo, ante cualquier cosa que pueda poner en peligro su vida:
  • Eleva sus frecuencias cardíaca y respiratoria, de modo que su sangre circule más rapidamente y ésta lleve la cantidad de oxígeno necesaria a los principales grupos musculares. 
  • Las tareas no prioritarias cesan, como por ejemplo la digestión, que recluta una cantidad de sangre demasiado valiosa para otras funciones (de ahí la corriente "descomposición" previa a una competición, examen, etc.), o una serie de líquidos muy necesarios (saliva), con la consiguiente sequedad en la boca. 
  • Se producen temblores, debido a que el "tono muscular" aumenta, se reclutan más unidades motoras, y cada una de ellas recluta a su vez todas y cada una de sus conexiones con las fibras musculares (placas motoras), de ahí que no sea posible controlar ese "tono muscular", muy por encima de lo cotidiano, y que predispone al cuerpo para realizar una contracción mucho más intensa de lo normal. 
  • Existe una secreción hormonal considerable, a nivel de adrenalina, potente vasoconstrictora (si se produce una hemorragia, ésta cede inmediatamente), endorfinas (eliminan en menor o mayor medida la sensación de dolor), etc.

En definitiva, el cuerpo "dispara" todos sus sistemas de alerta, cual si de una perfecta máquina se tratara, y en cuestión de décimas de segundo está listo para responder físicamente al 100% ante cualquier situación que se le plantee.

Pero si el cuerpo se prepara a tope para rendir al máximo, ¿cómo es posible que se produzcan fallos? La respuesta es sencilla: si montamos diariamente un caballo con unas características concretas, llegará un momento en que a lo largo de nuestra vida lo dominemos perfectamente. Pero si en determinados momentos este caballo se convierte en un "pura sangre", y está dispuesto para reaccionar ante casi todo lo que le pidamos, puede suceder que nosotros, como jinetes, intentemos sacarle todo el jugo posible y lo pongamos al límite, o por el contrario, optemos por desmontar ante el peligro inminente que supondría una total pérdida de control.

Debemos por lo tanto, enseñar al jinete a controlar su caballo en todos sus comportamientos, sean cotidianos o no, y si es demasiado tranquilo habrá que acelerarlo, y si es demasiado nervioso deberemos frenarlo, pero para ello se necesita mucho trabajo, ya que uno por instinto raras veces será capaz de hacerlo correctamente.

Si se admite la comparación, el jinete es la mente, y el caballo el cuerpo.

Una vez aclarado esto, cabe resaltar algo de gran importancia. Este debe ser un trabajo real, algo que sirva de verdad para comprender la situación de estrés de un Socorrista Acuático, y si es posible, de modificarla de cara a ser efectiva al 100%. Con lo cual debemos plantearnos las formas correctas y viables de hacerlo.


Imagen | http://rethymnonphotos.com

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